MAESTRÍA EN EDUCACIÓN BÁSICA

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Bienvenidos a este espacio de información de la Maestría en Educación Básica, programa diseñado y desarrollado por la Unidad 071 de la Universidad Pedagógica Nacional, institución educativa pública de tipo superior de la República Mexicana

La fundamentación pedagógica de este posgrado es la Docencia Reflexiva, el enfoque educativo es por Competencias y asume la Indagación como postura.

Las notas, artículos, autores, libros, revistas, links y demás entradas que se proporcionan en este sitio constituyen la base del diseño curricular de esta Maestría. Así mismo, de la implementación a partir del año 2011. El programa profesionalizante aunque tiene una orientación definida se mantiene abierta a las innovaciones recientes en el campo educativo de Latinoámerica y el Mundo, específicamente de la Educación Básica de México.

domingo, 18 de diciembre de 2011

INDAGACIÓN

LA TEORÍA DE LA INDAGACIÓN: UN LEGADO DE DEWEY A LA EDUCACIÓN

     DONALD ALAN SHÖN
     Instituto de Tecnología de Massachusetts
     Cambridge, Massachusetts

LA TEORÍA DE INDAGACIÓN DE DEWEY.

Irónicamente, John Dewey -gran filósofo educativo norteamericano-dedicó su vida al proyecto de vencer el dualismo que aflige el campo de la educación junto al resto del mundo moderno: el dualismo de pensamiento y acción, investigación y práctica, ciencia y sentido común, lo académico y el mundo cotidiano. El centro de esta revuelta contra los dualismos, el individualismo epistemológico y la búsqueda de la certidumbre, Dewey la encontró en su teoría de la indagación.

Para Dewey, la indagación combina el razonamiento y la acción en el mundo. Su teoría rechaza “la autonomía del pensamiento”, que se le ha relacionado con los mentalistas, y la imagen de la “escalera del conocimiento” de los filósofos griegos que antepone lo abstracto a las habilidades prácticas y la sabiduría a los asuntos cotidianos. Dicha escalera del conocimiento que ha sido una poderosa influencia para el pensamiento occidental moderno hasta el momento y que se observa en la injusta distinción entre el aprendizaje superior e inferior, es para Dewey el vestigio de una estructura de clase social construida en la sociedad griega durante la época de Platón.

En el libro de Dewey titulado Logic y publicado en 1938 aparece la Teoría de la Indagación  -subtítulo del mismo libro-, que dio articulación total a su revolución contra el dualismo epistemológico. En este texto su disertación llegó hasta el punto de cuestionar la existencia misma del pensamiento. Al respecto, escribió:

“Personalmente, dudo si exista algo llamado pensamiento como una existencia estrictamente física… [pero] aún si existiera tal cosa, éste no determina el significado de “pensamiento” para la lógica. Ya sea que esta palabra no tenga nada que ver con ella o que sea un sinónimo de “indagación” y entonces su significado lo determina aquello que descubramos sobre la indagación".

Dewey creía que la lógica es una disciplina empírica porque es propiamente la teoría del pensamiento reflexivo (un término que empleó en este contexto de manera muy confusa y como sinónimo de “indagación”). Creía que el significado de la lógica se podía descubrir tan sólo con revertir la indagación; es decir, indagar sobre lo indagado.

La indagación, según la concebía Dewey, es transaccional, de respuestas abiertas, e inherentemente social. Pensaba que la indagación viene después, como había señalado ya Peirce, de la duda, para la resolución de la misma. Pero como Dewey dice “estamos dubitativos, porque la situación es inherentemente dudosa”. Dewey creía que la indagación comenzaba en una situación de indecisión (es decir, confusa, oscura o conflictiva) y permanecía hasta que la situación se tornara cierta. El indagador no permanece fuera de la situación problemática como espectador, sino que está dentro e interactúa con ésta.

Ambas, tanto la duda como la resolución, son propiedades transaccionales de una relación continua e inherentemente abierta entre el indagador y la situación. La indagación “no remueve la duda por tan sólo la recurrencia a una integración adaptativa”, sino que “instituye nuevas condiciones ambientales que ocasionan nuevos problemas” dando como resultado el que “no exista un arreglo  final”.

Dewey creía que la indagación científica surge del sentido común y regresa a éste. “La teoría científica de los colores y la luz es extremadamente abstracta y técnica” –escribió- “pero se trata de los colores y la luz que utilizamos en nuestra vida cotidiana”.  La ciencia y el sentido común se distinguen entre sí, no por su epistemología, sino por sus propósitos particulares y contenidos: el patrón de la indagación es el mismo en ambos.


En la ciencia y en el sentido común por igual, Dewey pensó que la indagación era inherente a lo social. Peirce antes que Dewey consideraba a los indagadores como miembros de comunidades de indagación, ligados por sus responsabilidades en la comunidad de naturaleza contractual. Escribió que un indagador entra a un “contrato de tal naturaleza… que [él] se compromete a permanecer en el resultado de indagaciones similares…”.

La teoría de la indagación de Dewey, con su énfasis en lo situacional, transaccional, abierto y social, se convierte en un atractivo antídoto a los dualismos de los que está plagado el campo de la educación. Sin embargo, debemos estar alertas al aceptarla precisamente como él nos la dejó. Era un niño en su época así como profeta pues fue capaz de ver hacia el futuro. Dewey deseaba sanar la división que encontraba en el mundo del sentido común, en las partes afectadas y no afectadas por el “método científico”. Nos revela -al menos en su obra Logic- una fe en el progreso que puede obtenerse al aplicar estos métodos a los problemas humanos, sociales y políticos; los cuales –pensaba- funcionaban muy bien en campos de conocimiento como la metalurgia, la agronomía y la medicina. En consecuencia, no intenta la difícil tarea de explicar cómo los métodos de las ciencias naturales son iguales o distintos a los métodos de indagación del sentido común, ni hace una diferenciación satisfactoria entre los tipos de rigor apropiados para cada uno de ellos.

Además, Dewey trata la indagación humana como un continuo con la transacción biológica entre el organismo y el ambiente, esperando que se establezca una base objetiva para describir tanto lo que es problemático en situaciones problemáticas como lo que es determinante con respecto a sus resoluciones. En consecuencia, su estrategia biológica de prevenir el espectro del relativismo nunca confronta totalmente las diferencias ontológicas en nuestras formas de ver las situaciones y de construirlas como problemáticas o no (diferencias cuya importancia se discutirá más tarde en este artículo). Dewey no es constructivista, bajo las líneas establecidas por pensadores como Jean Piaget o, más reciente, Nelson Goodman, pero está muy consciente que nuestros problemas construidos los determinan aquéllos hechos que seleccionamos para prestarle atención y que la forma cómo construimos los problemas de situaciones problemáticas está sujeta a variaciones dependiendo de la cultura, de la persona, de la época y del contexto. Sin embargo, parece que cree realmente que los “hechos observados” son tan sólo juicios sobre problemas que pueden ponerse a prueba entre sí.



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